México, al igual que muchos otros países, cuenta con una gran cantidad de especialistas, académicos, funcionarios públicos e inversionistas, que han orientado su trabajo e investigación a los procesos relacionados con la basura, ya sea para evitar su generación desde la industria productora, mejorar el aprovechamiento y reciclaje de los residuos, o proponer alternativas de manejo y disposición final que no perjudiquen al entorno. Sin embargo, resulta complicado acceder a las publicaciones, iniciativas, proyectos o planes existentes, que desde diversas perspectivas se realizan con miras a aportar soluciones a esta problemática. Así pues, acceder a la fragmentada información disponible en torno a la situación general de la basura, y a sus muy diversas implicaciones, resulta una labor compleja en la que cada cual trabaja de manera independiente.
A través de Torolab -taller / laboratorio colectivo de investigación que busca mejorar la calidad de vida de la gente-, Raúl Cárdenas (Mazatlán, México, 1969) propuso para Residual la conformación del Instituto de la basura, una plataforma para el diálogo e intercambio de ideas entre especialistas y ciudadanos en torno a esta grave situación. Si bien el proyecto originalmente se planteo considerando el contexto específico de la ciudad de México, la restricción exclusiva al mismo hubiera representado una traba para abordar un tema de interés internacional, pues la contaminación ocasionada por el manejo inadecuado de desechos no conoce fronteras. Por esta razón se pensó en un Instituto que trascendiera el ámbito de lo local y fuera susceptible de extender sus alcances a otras latitudes. Así surgió la idea del Embassy of Waste, una herramienta itinerante del Instituto que ofrecería la alternativa de abrir su reflexión a otras temáticas relacionadas con el tema de los residuos (que no necesariamente se consideran basura), y cuyo análisis y diálogo resultara pertinente en contextos determinados.
Tanto el Instituto de la basura, como su embajada nómada, buscan generar una red internacional y multidisciplinaria de expertos, cuyo trabajo se vincule en función de compartir conocimientos que contribuyan a aportar alternativas y soluciones técnicas, legales, urbanísticas, sociales, ambientales, económicas o de cualquier otra índole, al problema de consumo, generación y manejo de residuos.
A lo largo del proyecto Residual, el Instituto de la Basura opera en la terraza del Museo del Estanquillo, donde se inició la conformación de un archivo que incopora información recopilada sobre el tema, incluyendo la documentación facilitada por el grupo de especialistas que ahí se dan cita, y el registro en video de las charlas, entrevistas y mesas de trabajo que se generan.
En lo que corresponde al funcionamiento del Instituto, éste se planteó a partir de cinco áreas de especialización: Política y economía ambiental; ciudadanía y espacio público; sociología; laboratorio medioambiental; diseño y soluciones integrales. Esta estructura permitió organizar mejor la información y participación de los participantes, sin limitar en ningún momento su posibilidad de interactuar y establecer diálogos cruzados.
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